Frase que supuestamente habría dirigido Julio César a su protegido Bruto en los idus de marzo del 44 a. C., antes de ser asesinado a puñaladas, al descubrir que era uno de sus asesinos, y que se suele emplear en situaciones en las que sorprendentemente alguien de confianza se encuentra entre los enemigos de uno.
Etimología
Traducción al español de la frase original, que, según cuenta Suetonio en las Vidas de los doce césares, podría haber sido «Kai su, teknon?» en griego, lo que se suele traducir al latín como «Tu quoque, fili mi?». Shakespeare, en cambio, usó la frase latina «Et tu, Brute?» en su tragedia Julio César.
Variantes: ¿tú también, Bruto, hijo mío?
Más información
• Por ser hijo mío un vocativo, debe aislarse con coma, y, al aparecer al final, se incluye dentro de la pregunta: ¿tú también, hijo mío? (no ¿tú también hijo mío? ni tú también, ¿hijo mío?).
• Dependiendo de los interlocutores, el género y el número pueden variar en su uso actual: ¿tú también, hija mía?; ¿vosotros también, hijos míos?