Hay palabras que presentan grafías antietimológicas, esto es, distintas a las esperables según la evolución gráfica normal en español. Las recogemos aquí:
abogado (< advocātus)
abogar (< advocāre)
arquitrabe (< it. architrave)
arribista (< fr. arriviste)
avellana (< abellāna)
barbecho (< vervactum)
barrer (< verrĕre)
basura (< *versūra ‘acción de barrer’ < verrĕre ‘barrer’)
bermejo (< vermicŭlus ‘gusanillo’, ‘quermes’)
boda (< vota)
bogar (< vocāre ‘llamar’ [por las voces que el remero jefe da al conjunto de remeros])
buitre (< vultur, -ŭris)
conchabar(se) (< conclavāre)
esbelto (< it. svelto)
hallar (< afflāre)
hinchar (< inflāre)
invierno (< ivierno [p. us.] < [tempus] hibernum ‘[estación] invernal’)
maravilla (< mirabilĭa)
móvil (< mobĭlis)
rendibú (< fr. rendez-vous)
vástago (< bastum ‘palo’)
vellorita (< bellis)
vestiglo (< *besticulum < besticŭla < bestia)
viga (< biga)
A estas hay que añadir las palabras con h antietimológica para evitar que la u de ue se confundiera con una v:
huérfano < orphănus
hueso < ossum
huevo < ovum