Frase usada para indicar que las críticas de algunos se toman como síntoma de que se está progresando y que son debidas a la envidia o el miedo.
Etimología
Parece que el origen está en los versos finales de un poema de Goethe de 1808 llamado «Ladrador»: «Pero sus estridentes ladridos. / Solo son señal de que cabalgamos» (en alemán, «Und seines Bellens lauter Schall / Beweist nur, daß wir reiten»). No es, pues, una cita del Quijote, como muchas veces se piensa.
Variantes: ladran, Sancho, luego cabalgamos; ladran; señal de que cabalgamos; ladran, Sancho; señal de que cabalgamos.
Más información
• En la variante con luego, es posible separar los dos segmentos con coma, pero también sería posible optar por el punto y coma; en las variantes con señal, es más normal el punto y coma, pero se podría emplear también la coma. En estas últimas, no se debe omitir la de: señal de que cabalgamos (no señal que cabalgamos).
• Se dice que la frase la pudo poner de moda Rubén Darío, que la utilizaba frecuentemente contra las críticas. Por ejemplo, en un artículo a su muerte de El Imparcial en 1916 se dice: «—Ladran; señal de que cabalgamos. Ésta era su contestación cada vez que se enteraba de una befa o de una injuria».
• No se sabe bien de dónde viene el añadido de Sancho y su vinculación con el Quijote. Ya aparece en un artículo de La Libertad del 24 de junio de 1932: «Tal y como se están poniendo las cosas, va a resultar que la mejor prueba que se va a poder exhibir de capacidad será demostrando que ha sido uno objeto de campañas y de insidias. “Ladran los perros, Sancho; señal de que cabalgamos”». Ha podido ayudar el hecho de que es una frase que perfectamente podría haber dicho don Quijote.
Otras fuentes: Cápsulas de Lengua, YELQTLS, CVC.