Rojo y negro

Obra de Stendhal publicada en 1830 cuyo título original en francés es Le Rouge et le Noir.

Por qué se llama así

El rojo representa el uniforme de las tropas napoleónicas y el negro el de la sotana sacerdotal, lo que refleja el conflicto entre lo liberal y lo reaccionario del siglo XIX. Además, el protagonista, Julián Sorel, es un seminarista apasionado por Napoléon.

Palabras interesantes (traducción de Juan Bravo Castillo): arroyar, toesa, felah, tragalibros (‘persona que lee mucho’), de visu, ratina, batifurrillo (variante o errata de batiburrillo), faubourg (‘suburbio’), cutí, fulminante (usado como nombre para la materia que hace estallar cargas explosivas), saledizo, el índice de un mal libro (referido a una conversación pretenciosa e inaguantable).

Citas

• «Poseía una de esas memorias sorprendentes que tantas veces van unidas a la necedad» (capítulo V).

• «La astucia del campesino triunfó sobre la del hombre rico, que no la necesita para vivir» (capítulo V).

• «Solo los necios se enfurecen contra los demás» (capítulo XII).

• «Temo que ocho años empleados en ganarme el pan puedan arrebatarme la energía sublime que impulsa a realizar las gestas más extraordinarias» (capítulo XII).

• «Julián se sentía desconcertado ante el rumbo casi desesperado que tomaban sus asuntos. Y, sin embargo, nada le habría aburrido tanto como el éxito» (capítulo XV).

• «Las verdaderas pasiones son egoístas» (capítulo XXI).

• «Intelligenti pauca; en los tiempos que corren nunca se escribe demasiado poco» (capítulo XXV).

• «La ignorancia de estos jóvenes campesinos, compañeros míos, supone una ventaja inmensa para ellos» (capítulo XXVI).

• «Les desagradó ver que exponía mejor que ellos sus mismas opiniones» (capítulo XXVII).

• «Todo razonamiento justo ofende» (capítulo XXVII).

• «¿Acaso es menos bello un camino porque haya espinas en los setos que lo bordean?» (capítulo XXVIII).

• «Si te aferras a la verdad con todas tus fuerzas, tarde o temprano tus enemigos quedarán confundidos» (capítulo XXIX).

• «Yo soy independiente […]. ¿Por qué pretenden que tenga hoy la misma opinión que hace seis semanas? Si así fuera, mi opinión sería mi tirano» (libro II, capítulo IV).

• «»Una idea algo viva parece allí una ordinariez; tan acostumbrados están a las palabras sin relieve» (Faublas)» (libro II, capítulo V).

• «Un corazón algo sensible en seguida nota el artificio» (libro II, capítulo V).

• «¿De modo que el hombre más despreciable tiene el poder de alterar mi serenidad hasta tal punto? —se decía con rabia—. ¿Cómo matar en mí tan humillante sensibilidad?» (libro II, capítulo VI).

• «Es menester distraerse […]; no hay otra cosa más real en la vida» (libro II, capítulo VII).

• «La idea más útil a los tiranos es la de Dios» (libro II, capítulo VII).

• «Allá se las arregle cada cual en este desierto de egoísmo que llamamos vida» (libro II, capítulo XIII).

• «Hablar era tremendo; pero ¡escribir!… «Hay cosas que jamás se escriben», exclamó Napoleón al enterarse de la capitulación de Bailén» (libro II, capítulo XIV).

• «»En medio de tantos peligros, me queda mi yo» [cita de Medea de Corneille]» (libro II, capítulo XIV).

• «¡Ay, qué cruel es el intervalo entre la concepción de un gran proyecto y su ejecución» [cita de una traducción de Schiller del Julio César de Shakespeare]» (libro II, capítulo XV).

• «Cualquier estocada se puede evitar —dice mi maestro de esgrima» (libro II, capítulo XV).

• «El amor cerebral tiene mayor encanto, sin duda, que el verdadero amor, pero solo por instantes conoce el entusiasmo» (libro II, capítulo XIX).

• «Tengan en cuenta que una novela es un espejo que se pasea por un ancho camino. Unas veces refleja el cielo azul, otras el fango de los cenagales del camino. ¿Por qué acusar de inmoral al hombre que lleva el espejo en la mochila? ¡El espejo refleja el fango y acusáis al espejo! Más justo sería acusar al camino donde está el cenagal, o mejor aún al inspector de caminos, que permite que el agua se echarque y lo forme» (libro II, capítulo XIX).

• «En aquel estado de imaginación trastornada, se empeñaba en juzgar la vida a través de su imaginación» (libro II, capítulo XIX).

• «La desdicha aminora la perspicacia» (libro II, capítulo XIX).

• «La política […] es una piedra atada al cuello de la literatura, y que en menos de seis meses la sumerge» (libro II, capítulo XXII).

• «Sepamos a quién hay que aplastar. Por un lado, a los periodistas, a los electores, a la opinión; en una palabra, a la juventud y a todo lo que la juventud admira. Mientras ella se aturde con el ruido de sus vanas palabras, nosotros tenemos la ventaja de consumir el presupuesto» (libro II, capítulo XXII).

• «Dentro de cincuenta años no habrá en Europa más que presidentes de repúblicas y ni un rey siquiera» (libro II, capítulo XXII).

• «»¡Sembráis cizaña y queréis que maduren las espigas!» [cita de Maquiavelo]» (libro II, capítulo XXIII).

• «»Si en el disfrute de ese placer pongo tanta prudencia y circunspección, dejará de constituir un gozo para mí» [cita de Lope de Vega]» (libro II, capítulo XXV).

• «¡Suicidarme! De ninguna manera —se dijo pasados unos días—; Napoleón vivió» (libro II, capítulo XXXVI).

• «Desde que tengo necesariamente que morir, todos los versos que he sabido alguna vez en mi vida acuden a mi memoria» (libro II, capítulo XLII).

• «La mayor desgracia en la cárcel —pensó— es no poder cerrar la puerta» (libro II, capítulo XLIV).

• «¡Oh, siglo diecinueve!… Dispara el cazador un tiro en el bosque, cae su presa y él corre a cobrarla. Su bota tropieza con un hormiguero de dos pies de altura, destruye la vivienda de las hormigas, las esparce a lo lejos, a estas y a sus huevos… Ni siquiera las más filósofas de las hormigas llegarán nunca a comprender lo que fue aquel cuerpo negro, inmenso, terrible —la bota del cazador— que de repente invadió su habitáculo con rapidez increíble, precedido de un estruendo espantoso y acompañado de chispas de un fuego rojizo… Así son la muerte, la vida, la eternidad; cosas muy sencillas para quien tuviera órganos capaces de concebirlas» (libro II, capítulo XLIV).

Curiosidades

• En el capítulo II del libro II, el marqués queda desencantado porque Julián comete una falta de ortografía al escribir cella en lugar de cela. Stendhal contó en Vida de Henry Brulard que le pasó lo mismo al escribir a su primo y protector Pierre Daru.

• Se menciona al rey Feretrius. Como cuenta Juan Bravo Castillo en nota al pie, este es el nombre de un rey ficticio nacido por error en una traducción de Pierre-Sébastien Laurentie. En la frase latina «Cinensium civitas capta est, Romulus spolia opima de rege Feretrio Jovi manibus suis reportavit» entendió que rege iba con Feretrio al no saber que Feretrius es en verdad un sobrenombre de Júpiter como portador de restos mortales (de feretrum) y va, por tanto, con Jovi en la cita anterior: «reportavit Feretrio Jovi spolia opima de rege».

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